A través de una auditoría, un experto contable revisa la contabilidad de una sociedad, con el objetivo de acreditar la razonabilidad de la veracidad y fiabilidad de su contenido ante terceras personas. Pues bien, la auditoría más común es la que se hace, de forma obligatoria, sobre las cuentas anuales de la empresa, y termina con un informe que se expresa sobre dichas cuentas, recogiendo la imagen fiel de la compañía.

De forma contraria a lo que se puede llegar a pensar, el fin que se persigue a través de una auditoría no es detectar un posible fraude, aunque este pueda evidenciarse durante la realización del trabajo. Lejos de esto, lo que se intenta es proporcionara a los agentes sociales información acerca de la corrección de los datos contables publicados por la entidad revisada.

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Requisitos del auditor
Un informe de auditoría debe de ir firmado por un experto independiente, inscrito en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC). Debe tener una titulación universitaria, y certificar que cuenta con experiencia profesional en una firma o despacho de auditoría de al menos tres años.

Los auditores no trabajan solos, sino que cuentan con un equipo de profesionales auditados que realizan el trabajo de campo siguiendo las normas establecidas en la Ley de Auditoría. Estas son tan solo las garantías básicas que se pueden encontrar en este grupo de auditores Madrid, que además son avalados por la profesionalidad con la que realizan su labor.

¿Cuándo es obligatorio hacer una auditoría?
La más frecuente es la auditoría obligatoria de las cuentas anuales de una sociedad. Pero las sociedades mercantiles tienen la obligación legal de realizar una auditoría cuando superan por dos años consecutivos, dos de los tres siguientes límites:
  • una cifra de activo superior a 2,85 millones de euros; 
  • una cifra de negocios superior a 5,7 millones de euros, 
  • o un número de empleados superior a 50.
Es obligatorio también realizar una auditoría de cuentas anuales consolidadas si se superan los parámetros señalados para las individuales, multiplicados por cuatro en este caso. No obstante, también puede hacerse una auditoría voluntariamente, como ejercicio de transparencia ante terceras personas.
Pero los auditores realizan también otros trabajos que no son auditorías propiamente dichas, aunque necesitan para ellos procedimientos relativos a la auditoría y además, se encuentran regulados por las normas legales que afectan a esta materia. Tal es el caso de las pericias judiciales y los procedimientos acordados, entre otros.

El auditor exigirá a las personas que forman parte de la empresa la máxima colaboración, de modo que durante unas semanas necesitará toda la atención de los empleados del departamento contable-administrativo. Además, solicitará información acerca de la compañía y sus saldos contables a asesores, bancos, clientes y acreedores.

¿En qué casos puede pedir una auditoría de cuentas una sociedad?
Dentro de las sociedades anónimas o limitadas que no tengan la obligación de auditar sus cuentas, los socios con una participación mayor del 5% podrán pedir al Registro Mercantil de su provincia la realización de una auditoría, logrando así la mayor fiabilidad sobre su inversión.