Araceli Muñoz - 6/07/2015
Nuevo mazazo para la firma de servicios profesionales Deloitte. Ayer, el Banco Santander, uno de sus clientes más antiguos y más importantes por facturación, le decía adiós para elegir a PwC como auditor de cuentas para los ejercicios de 2016, 2017 y 2018.
La entidad financiera presidida por Ana Patricia Botín argumentó ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que esta decisión se ha adoptado "en línea con las recomendaciones de gobierno corporativo en materia de rotación del auditor externo, a propuesta de la comisión de auditoría y como resultado de un concurso de selección desarrollado con plena transparencia".
Esto supone un importante batacazo para Deloitte, que trabajaba con el Banco Santander desde el año 1990 (antes como Arthur Andersen, firma que cerró tras el escándalo de Enron) y suponía un 13,6 por ciento de su facturación el pasado año. En esta línea, cabe destacar que, según la información remitida por el Santander a la CNMV, esta entidad pagó durante el pasado ejercicio a Deloitte 75,3 millones de euros sólo por servicios de auditoría y relacionados -la cantidad total desembolsada por el banco a esta firma de servicios profesionales por otros trabajos asciendió durante el último ejercicio a 90 millones de euros-.
Pero no sólo eso, con la pérdida de este cliente la firma presidida en España por Fernando Ruiz se queda con 15 clientes que cotizan en el Ibex 35, lo que muestra un claro síntoma del efecto que va a tener la reforma de la Ley de Auditoría de Cuentas en las empresas españolas, a tenor del artículo de la rotación, por el que se obligará a las compañías a cambiar de clientes -el periodo máximo de contratación de un auditor será diez años, excepto en el caso de contratar una segunda firma de servicios profesionales para verificar sus cuentas que este periodo podrá ampliarse cuatro años más si se saca a concurso público-.
Adiós a la hegemonía
Al perder al Banco Santander, Deloitte deja atrás su hegemonía en el principal índice bursátil español respecto a las entidades financieras, ya que empata en número con PwC.
De esta forma, ahora la firma de Fernando Ruiz controla las cuentas de BBVA, Caixabank y Bankinter, mientras que PwC se queda con Banco Popular, Sabadell y su nuevo cliente.
Además, tras el caso Bankia -que le costó a la firma de Fernando Ruiz una sanción económica del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) por un importe total de 12,3 millones de euros- perdieron a este cliente, que actualmente es auditado por EY.
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