J. Romera madrid. 17/06/2013 - 13:47
Ni Deloitte, el administrador concursal de Pescanova , ni KPMG, la firma elegida para hacer un informe de auditoría forense y detectar posibles fraudes en la gestión de la pesquera gallega, no han sido capaces todavía de desenmascarar el complejo mapa societario de la compañía. En un principio, se detectaron alrededor de 100 sociedades filiales -muchas de ellas opacas y sin consolidar en todo el mundo- pero el propio presidente de la empresa, Manuel Fernández de Sousa, ha admitido ya que hay 160 sociedades colgando de forma directa o indirecta de la matriz.
Según han confirmado a elEconomista fuentes próximas a la empresa, las primeras investigaciones realizadas apuntan a que habría algo más de cien operativas -hay que tener en cuenta que muchas son sólo firmas patrimoniales- y el resto están inactivas. El problema es que, de las primeras, más de la mitad no han pasado ningún control de auditoría en los últimos años. BDO se encargaba de auditor a la matriz y algunas de las filiales; Ernst & Young a otras participadas, sobre todo en el exterior, y además había pequeños auditores locales. Pero eso no cubría nada más que una mínima parte del conjunto del grupo.
Laberinto empresarial
Este laberinto empresarial se produce porque Pescanova nunca reveló de forma desglosada lo que aportaba cada sociedad del grupo a los resultados, ni tampoco las participadas que tenía, al acogerse -cuando la auditaba Ernst & Young- a la ley en vigor.Es una norma que, según Pescanova , le permitía no dar esos datos por entender que "la localización y bondad económica de los recursos pesqueros constituye información de alto valor estratégico que no debe ser publicada". Se trata de un motivo de preocupación para la administración concursal y la banca acreedora porque serán, precisamente, en estas participadas donde aflore el pasivo oculto de Pescanova . En la memoria de 2010 del grupo, figura que se han concedido avales por valor de 112,9 millones de euros a empresas asociadas y de control, y entre los más significativos figuran los otorgados a la namibia Novanam (sociedad en la que Pescanova participa con un 49 por ciento) y a la uruguaya American Shipping, de la que controla el 49,26 por ciento.
Todo parece indicar que desde estas dos firmas, que operaban como cabeceras de muchas más, se orquestó gran parte del fraude. Pescanova cuenta con sociedades filiales y participadas en unos 25 países. En esta relación de compañías, además de en España, tienen filiales en los cinco continentes, desde India, Honduras, Nicaragua o Mozambique, hasta Australia, pasando por gran parte de Europa.
En España, controla o participa en firmas como Acuinova, Bajamar Séptima, Boapesca, Congelados Alvismar, Fricatamar, Frigodis, Frinova, Frivipesca Chapela, Insuiña, Ladex Europa, Novapesca Trading, Pescafina Bacalao, Pescafina, Pescafresca, Pescanova Alimentación, Frigoríficos del Mercat del Peix, Harinas y Semillas del Noroeste (Hasenosa) y Servicios Industriales Pesqueros. Todo para ocultar una deuda de más de 3.000 millones que amenaza ahora su futuro.
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