LA AUDITORÍA Y LA LITERATURA
La auditoría y los auditores han sido utilizados a lo largo de la
historia con los fines más diversos. Probablemente ellos mismos han
tenido la culpa de su imagen. Así veía a los auditores a principios del
siglo pasado el escritor Elbert Hubbard:
“un hombre más allá de la edad madura, flaco, arrugado, inteligente,
frío, pasivo, reacio a comprometerse, con ojos de bacalao, cortés en el
trato, pero al mismo tiempo antipático, calmado y endiabladamente
atildado como un poste de concreto (hormigón) o un vaciado de yeso; una
petrificación humana con corazón de feldespato y sin pizca de calor de
la amistad; sin entrañas, pasión o humorismo. Por fortuna nunca se
reproducen y finalmente todos ellos van a parar al infierno”.
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17 de abril de 2013.

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